El año 1983 fué un año de muchos cambios en nuestras vidas, fué el tiempo en que dejamos de ser adolescentes para empezar a convertirnos en adultos. Sin embargo ese espíritu que te embarga cuando tienes 16 o 17 años hace que te lleves el mundo por delante, eres capáz de todo, nada es imposible, te enfrentas a todo y a todos. Tratemos siempre de tener 16 o 17 años aunque hoy 25 años después pintemos no pocas canas o veamos con resignacion la aparición de una incipiente calvivie, y es que fuimos, somos y seguiremos siendo siempre jóvenes cada vez que miremos con nostalgia o con orgullo esos momentos felices é inolvidables, tiempos de iniciación en la vida."Eran otros tiempos", ¿cuantas veces hemos escuchado esa frase?, cuantas veces estando en el propio colegio miramos con cierta lejanía o desdén cuando aparecían esos "viejos" a celebrar sus 25 o 50 años de egresados, nosotros hoy recordamos 25 años de nuestra promoción, que rápido ha pasado, y si, si que eran otros tiempos esos años ochenta, no habían celulares, si querías comunicarte o encontrarte con un amigo caballero nomás había que ir hasta su casa a buscarlo, ni hablar del internet o del e-mail, el sound-track de nuestras vidas lo ponían Men at work, The Police, The B'52, era la fiesta sin límites, nuestro Idaho privado,pese a los tiempos dificiles del Perú de entonces, nos tocó hacer frente el primer gran reto de nuestras vidas, labrarnos un futuro que ya se convertía en presente, estudiar una profesión, trabajar o ejercer algun oficio que nos provea el pan de cada día. Inolvidables momentos en esa aulas, en ese gran patio de honor donde "Sinchi" gritaba como enajenado todos los lunes en la formación, el court interno de nuestros recreos, cada lugar, un momento de nuestras vidas, antes de asumir otras responsabilidades, antes de convertirnos en adultos ... antes de convertirnos en ex-alumnos del Colegio Nacional Leoncio Prado.
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